Email Marketing y Buzón Directo: entre tecnología y nostalgia
Publicado el 12 de julio de 2013
Algunos de los memes favoritos en Facebook son del
tipo nostálgico, ejemplos como "Si vivió ese tiempo..." o recuerda
cuando" o Conseguiste "si asocia estos dos ítems es porque nació en la
década tal y tal" y así en adelante.
Dentro de esa línea nostálgica
la web Mashable hizo recientemente una lista de 50 cosas que no hacemos
más por culpa de la tecnología. De entre ellas: grabar VHS, consultar
lista telefónica, enviar cartas, utilizar teléfono público, escribir a
mano y utilizar aparatos de Fax. Trayendo esa nostalgia a nuestro
contexto añadimos más de un ítem a la lista: el envío del buzón directo.
El correo tradicional (aún) es óptimo para varias
cosas (cartas tradicionales, cuentas y encomiendas, por ejemplo) pero
marketing vía buzón directo no es una de ellas. O mejor, no es más, ya
que un día fue una gran parte de la estrategia de varias empresas. Es
increíble entonces pensar que aún hoy día grandes sumas de dinero se
gastan en producir páginas y páginas de material impreso, que llenan
grandes cajas de correo y consecuentemente genera mucha basura en plena
era digital.
Mientras varias empresas buscan salir de ese periodo nostálgico pre-internet e invierten en políticas "sin papel", aún están aquellas que se apegan a lo que ya es conocido y familiar: el bueno y viejo buzón directo. La desconfianza con nuevas tecnologías es comprensible, pero es preciso argumentar que ya estamos muy adelantados en ese punto.
El e-mail marketing no es algo reciente, en el sentido de que él no entra en la categoría de la "última moda". La práctica del e-mail marketing como la conocemos ya existe hace años y su eficacia está comprobada y documentada.
El e-mail marketing, además de ser ecológicamente consciente, es un dinero gastado con seguridad de retorno, ya que realmente hay como medir sus resultados en datos concretos. La inversión en buzón directo está prácticamente basado en la fe, mientras que el e-mail marketing tiene informes de todo tipo de interacción de los destinatarios con una campaña en particular. Siendo así, es preciso preguntar: ¿por qué una empresa escogería todavía apegarse a un método pasado por pura nostalgia cuando la era digital es tan recompensadora?