Email Marketing y Buzón Directo: entre tecnología y nostalgia

Publicado el 25 de enero de 2013

Algunos de los memes favoritos en Facebook son del tipo nostálgico, ejemplos como "Si vivió ese tiempo..." o recuerda  cuando" o Conseguiste "si asocia estos dos ítems es porque nació en la década tal y tal" y así en adelante.
Dentro de esa línea nostálgica la web Mashable hizo recientemente una lista de 50 cosas que no hacemos más por culpa de la tecnología. De entre ellas: grabar VHS, consultar lista telefónica, enviar cartas, utilizar teléfono público, escribir a mano y utilizar aparatos de Fax. Trayendo esa nostalgia a nuestro contexto añadimos más de un ítem a la lista: el envío del buzón directo.


El correo tradicional (aún) es óptimo para varias cosas (cartas tradicionales, cuentas y encomiendas, por ejemplo) pero marketing vía buzón directo no es una de ellas. O mejor, no es más, ya que un día fue una gran parte de la estrategia de varias empresas. Es increíble entonces pensar que aún hoy día grandes sumas de dinero se gastan en producir páginas y páginas de material impreso, que llenan grandes cajas de correo y consecuentemente genera mucha basura en plena era digital.


Mientras varias empresas buscan salir de ese periodo nostálgico pre-internet e invierten en políticas "sin papel", aún están aquellas que se apegan a lo que ya es conocido y familiar: el  bueno y viejo buzón directo. La desconfianza con nuevas tecnologías es comprensible, pero es preciso argumentar que ya estamos muy adelantados en ese punto.
El e-mail marketing no es algo reciente, en el sentido de que él no entra en la categoría de la "última moda". La práctica del e-mail marketing como la conocemos ya existe hace años y su eficacia está comprobada y documentada.
El e-mail marketing, además de ser ecológicamente consciente, es un dinero gastado con seguridad de retorno, ya que realmente hay como medir sus resultados en datos concretos. La inversión en buzón directo está prácticamente basado en la fe, mientras que el e-mail marketing tiene informes de todo tipo de interacción de los destinatarios con una campaña en particular.  Siendo así, es preciso preguntar: ¿por qué una empresa escogería todavía apegarse a un método pasado por pura nostalgia cuando la era digital es tan recompensadora?