Playback, gafes y subterfugios: la lección de Email Marketing
Publicado el 23 de enero de 2013Esta semana el presidente americano, Barack Obama, tomó posesión de su segundo mandato en medio a una ceremonia emocionante, regada de discursos sobre igualdad y presentaciones artísticas. La parte de los discursos sobre igualdad fue ampliamente bien recibida y, a pesar de que lo nombremos, no es el foco de ese post. La parte de las presentaciones generó un poco de polémica cuando la cantante Beyoncé dobló su performance del himno nacional.
¿Por qué el playback genera tanto revuelo? Vamos a pensar un poco en eso. La grabación continúa siendo del artista, que está simplemente estrenando un producto del cual el espectador ya tiene acceso. En términos racionales tal vez no tenga tanto sentido, pero es el hecho de que los fans se sientan decepcionados, algunos hasta traicionados, por ese tipo de práctica.
Probablemente la quiebra de la expectativa es lo que genera la rabia de los fans y no el doblaje en sí. Esa frustración es bien familiar en el e-mail marketing para diversos contactos que reciban e-mails con contenido diferente de aquel que fue firmado. Hay una correcta sensación de traición, de sentirse engañado, tras haber caído en una promesa vacía.
Infelizmente esa es la sensación que queda marcada: la de traición. El contacto no recordará el contenido interesante o de la oferta tentadora si la primera cosa que venga a la mente es la decepción de haber caído en una falsa promesa a la hora de firmar un contenido.
En resumen, es preciso siempre dejar claro la propuesta de su newsletter y el momento en que el contacto está firmando un contenido. Nada de cláusulas escondidas, por ejemplo, donde al firmar un servicio el contacto inadvertidamente se filia a otros. En general las personas responden bien cuando reciben aquello que contrataron, sea en una performance artística o en la firma de una newsletter. Si el artista es talentoso, no debería necesitar hacer uso del playback. El mismo vale para el e-mail marketing: si es de calidad, no hay necesidad de subterfugios.