Buenas prácticas de Email Marketing:aprendiendo errores anteriores-caso Facebook

Publicado el 13 de abril de 2012

Una de las novedades recientes en el mundo de la tecnología es la compra del app para compartir fotos de Instagram por el gigante de Facebook, algo que dejó a muchos usuarios insatisfechos y/o aprensivos.  Teniendo en cuenta que la red social ya tuvo problemas en el pasado por apropiarse de datos de sus usuarios para fines comerciales, no es impulsivo el miedo de muchos usuarios de Instagram de tener sus datos sin permiso en Facebook.


Ese miedo inspiró respuestas radicales como tutoriales sobre cómo excluir todas las fotos del Instagram preventivamente.


Eso nos lleva nuevamente a la cuestión sobre privacidad y permiso (ver más sobre esa discusión en “Buenas prácticas de email marketing: ¿es la privacidad algo del pasado?”) Algunas veces es hasta posible que grandes redes sociales como Facebook lidien con ese tipo de actitud.  No deberían, pero ocurre. Y ocurre porque aun cuando hay alguna polémica, como el repaso de datos de usuarios anunciantes, las personas pueden estar molestas pero al fin y al cabo no dejan de utilizar el servicio.


Es una actitud que no funciona con el email marketing. En el contexto del email marketing lo que hace con los datos de los contactos que se dan de alta en una lista de envíos bajo su responsabilidad es crucial para el éxito de la misma.


Si un contacto, después de enviar una newsletter o realizar una compra pasa a recibir anuncios de terceros nunca antes vistos, se va a pensar dos veces la idea de divulgar otros datos de esa empresa o de hacer una nueva compra en ese sitio, por ejemplo.  El respeto a la privacidad de los datos suministrados por contactos es uno de los pilares de las buenas prácticas del email marketing. Por lo tanto, a menos que inserte en su formulario de inscripción un checkbox “Sí acepto recibir emails de terceros” (que no esté previamente marcada, preferentemente). No debería sentirse con el derecho a enviar esos datos a otros, bajo ninguna circunstancia.


Si las grandes redes como Facebook tuvieran cuidado con ese tipo de actitud en relación a los datos de sus usuarios, no tendrían que tener esa desconfianza y darse de baja masivamente  cada vez que anuncian un nuevo servicio o que compran una aplicación popular como el Instagram.